FOTOGRAFÍA: Monasterio de Piedra, 2010, Blanca Langa
Esperar a quien nunca va a volver,
sentada otra vez ante su mesa.
Recitar sus palabras por el hueco
terrible de la ausencia.
Desdibujar minutos,
emborronar silencios.
Contemplar sin su luz esta quietud
que ya nunca mirarán sus ojos.
Ser la mitad de dos,
ya nunca uno
en esta tarde sin su voz,
sin su sonrisa.
Recitar sus palabras por el hueco
terrible de la ausencia,
sentada sin su luz
ante su mesa.
Apacible,a causa de esa tristeza tan próxima a la "saudade".
ResponderEliminarUn abrazo