domingo, 8 de abril de 2012

SOBRE EL PERDÓN

  
FOTO: http://postales.atriunfar.net/ver.php?id=63
  Da igual si fue injusto conmigo. La vida misma tampoco es justa. Por eso no me quejo. Hay cosas que no podemos controlar, pensamientos de los otros que no podemos cambiar. Entonces no sirve de nada gastar energía en eso. Se lo decía así el viernes por la noche a mi vieja compañera de la infancia, mientras cenábamos ella, su marido y yo, en uno de esos momentos de paz que me gusta atesorar para cuando vienen mal dadas. Una no puede pasarse la vida llorando sobre la leche derramada, le decía. Es inútil. Suelo coger la vida como viene porque sé que todo es para bien. Incluso lo que parece malo en un principio, al final es siempre para bien.
   Hoy he tomado varios cafés. El primero del domingo con Carmen. Como todos los domingos. El rato de tranquilidad, la complicidad, las risas y las confidencias, que tanto le agradezco, porque apuntalan mi alma. Se me pasa el rato volando. Y cuando ella se ha ido y yo me he quedado a terminar de leer mi libro, ha sonado el teléfono.
   Una no espera que las cosas se arreglen de repente. Una no espera que alguien que ha sido injusto contigo venga a tomarse un café de domingo y abra los brazos como si no hubiera pasado nada. No me ha pedido perdón, no ha dicho ni una palabra de por qué habíamos estado más de un año sin vernos, sin hablarnos siquiera, sin llamarnos. Tampoco le he pedido explicaciones, porque no hacían falta. El perdón es algo que una concede sin más, ocurra lo que ocurra. Y he hecho lo que me ha parecido más generoso: he abierto los brazos yo también.
   Es verdad: no ha sido justo conmigo todo este tiempo y él lo sabe. Pero, ¿qué puedo decir? El rencor no es una palabra que entre en mi vocabulario. Prefiero abrir los brazos y conjugar el verbo "perdonar". Me parece mucho más hermoso.

3 comentarios:

  1. Interesante posición la que asumes en el mundo de tu vida.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay cosas que no podemos cambiar. Así que no queda otra que aceptarlas como son. El rencor nos emponzoña el alma. Es mejor apartarlo de nosotros. Lo intento, lo intento.
      Me alegro de verte por aquí, Bocanegra. Cuídate mucho.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Abro los brazos yo también.

    Un saludo y gracias por visitarme.

    ResponderEliminar