FOTO: Jardines del Palacio de Schönbrunn, Blanca Langa
(Para M. D.)
La muerte no es nada.
No he hecho más que pasar al otro lado.
Yo sigo siendo yo. Tú sigues siendo tú.
Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
Dame el nombre que siempre me diste.
Háblame como siempre me hablaste.
No emplees un tono distinto.
No adoptes una expresión solemne ni triste.
Sigue riendo de lo que nos hacía reír juntos…
Reza, sonríe, piensa en mí, reza conmigo.
Que mi nombre se pronuncie en casa como siempre lo fue,
sin énfasis ninguno, sin huella alguna de sombra.
La vida es lo que siempre fue: el hilo no se ha cortado.
¿Por qué habría yo de estar fuera de tus pensamientos?
¿Sólo porque estoy fuera de tu vista?
No estoy lejos, tan sólo a la vuelta del camino…
Lo ves, todo está bien…
Volverás a encontrar mi corazón, volverás a encontrar su
ternura acendrada.
Enjuga tus lágrimas, y no llores si me amas.
SAN AGUSTÍN
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San Agustin, sabio entre los sabios. Un texto hermoso, gracias por compartirlo. Un abrazo,
ResponderEliminarBellas palabras las del santo de Hipona.
ResponderEliminarUn abrazo.
No hay que olvidar ese poema. Gracias por ofrecérnoslo.
ResponderEliminarLo mas bonito que he leído sobre la muerte
ResponderEliminargracias sabio.
Este texto no es de San Agustín, sino de un poeta fráncés de principios del siglo XX llamado Charle Péguy
ResponderEliminarPor la forma de expresión y las ideas que maneja y en la forma que las maneja parece casi contemporáneo, por lo que parece razonable pensar que no fue escrito en el año 350 CD, por lo que parece muy válida la observación
EliminarEste texto no es de San Agustín, sino de un poeta fráncés de principios del siglo XX llamado Charle Péguy
ResponderEliminarEl texto no es de Charles Péguy. En la web oficial de Péguy niegan que hubiese escrito este texto.
Eliminarhttp://www.charlespeguy.fr/news/30