Cuando pregunto: "¿de verdad?" no es que dude de nadie. Es solamente, que a veces intento confirmar algo. No significa que no crea lo que la otra persona me está contando. Es una pregunta retórica. Nada más. Ningún mensaje oculto detrás de la pregunta, ninguna segunda intención.
Es como cuando le decimos a un niño recién despertado: "¡está nevando!". Y el niño se asoma feliz a la ventana y pregunta: "¿de verdad?". Porque es tan feliz, que necesita saber que su felicidad no va a esfumarmarse en un segundo.
No es que dude de ti cuando yo, como el niño de la nieve, te pregunto si es verdad lo que acabas de decir. Es simplemente, que necesito saber que cuando vuelva a asomarme a la ventana, el mundo estará completamente cubierto de nieve. Aunque sea agosto y el Sol se empeñe en pintar más de treinta grados en el termómetro de mi casa.
Es como cuando le decimos a un niño recién despertado: "¡está nevando!". Y el niño se asoma feliz a la ventana y pregunta: "¿de verdad?". Porque es tan feliz, que necesita saber que su felicidad no va a esfumarmarse en un segundo.
No es que dude de ti cuando yo, como el niño de la nieve, te pregunto si es verdad lo que acabas de decir. Es simplemente, que necesito saber que cuando vuelva a asomarme a la ventana, el mundo estará completamente cubierto de nieve. Aunque sea agosto y el Sol se empeñe en pintar más de treinta grados en el termómetro de mi casa.
De verdad,Blanca, todo está en la emoción. Es allí, en la emoción de estar vivos, donde inicia la verdad más profunda.
ResponderEliminarAbrazos emocionados
Estos días están llenos de emociones e intento ser como una hoja en la corriente. Me dejo llevar. Ya pasará diciembre y todo volverá a la normalidad.
ResponderEliminarGracias por los ánimos, Bocanegra.
Abrazos para ti también.