FOTOGRAFÍA: Blanca Langa
Monasterio de PiedraTú empuñarás la calma
hasta que estallen
las algas de tus ojos.
No habrá tregua contigo.
Hebras de luna.
Un colibrí recose
mi frágil corazón.
Perdona, hombre de hielo,
te equivocas,
la cosa no es así:
serenidad no es esa falsa calma
que tú empuñas crispado.
No es afilar cuchillos,
ni apuñalar despacio
mi frágil corazón.
Serenidad no es eso:
serenidad soy yo.
Ya lo creo, que serenidad es esa voz que nos habla desde ese monasterio de piedra.
ResponderEliminarUn abrazo
Si alguna vez decides escaparte por España, tienes que ir a ver nuestro Monasterio de Piedra.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Cómo me suena lo que reflejas en este poema!
ResponderEliminarAbrazos