martes, 19 de julio de 2011

CENICIENTA

Yo he asesinado en ti
a esa mujer
que llevabas para mí soñada,
no he sido tu ideal,
ni tú mi sueño,
ni mi príncipe azul,
ni yo tu hada.

Hemos matado el cuento que aprendimos
con rosados matices
en la infancia.

No soy tu Cenicienta
de vidriosos zapatos olvidados,
de lujosas carrozas encantadas.
Yo no te siento
príncipe de cuentos,
pero te siento junto a mí
y me basta.

Y, si me miro en ti, y tú me reflejas
en el espejo que forma tu mirada,
yo me contemplo cada vez más mía,
más hacia mi yo-misma,
más cercana.

Y cuando nos herimos,
como filo cortante en las palabras
y abrimos horizontes en la ira,
y cuando llega la calma recobrada
y nos sentimos más firmemente unidos,
lejos de mi ideal y tu mujer soñada,
nos miramos de frente y sonreímos
por este amor
que no es un cuento de hadas.

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