…Me aligero:
la carne cae de mis huesos.
Ahora.
El mar sube por el canal
de mis vértebras.
Ahora…
Alfonsina Storni
Se desnudó del mar que la asfixiaba,
Dobló, ola por ola, las orillas.
El beso que tenía entre los labios
también se lo quitó.
Se puso de puntillas en las nubes,
cerró los ojos. Los párpados terrosos
le pesaban inmóviles. Sentía
la caricia suavísima del musgo,
la oquedad del gusano en las espaldas.
Dobló, una por una, las costillas.
Con cuidado borró cada minuto,
se acurrucó en la entraña de la tierra.
En el vaso huesudo de su cráneo
sembró las amapolas más hermosas
y alimentó la piel de los helechos.
Con Alfonsina habló de peces y algas
y leyeron poemas. Entendió
por qué volaba azul la mariposa,
por qué se detuvieron los relojes
en los brazos del hombre que dormía.
(De "Franjas de sombra")
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