domingo, 14 de agosto de 2011

SOLDADITO DE PLOMO III

Tú, que en vez de fusiles,
empuñaste palomas
y empeñaste la vida.
¿Cómo cambiar la bala
y la mentira?
¿Cómo gritarle al hombre
que, incrédula, la vida,
la pregunta,
el abrazo,
huyeron por el túnel de la herida?,
¿que hasta el aire, aterrado,
quedó mudo,
expectante,
sorprendido,
suspenso,
y que sigue callado
sobre tu cuerpo-tierra?


Aún hay manos de alondra
que prolongan tus manos
y un río de amapolas
fluye calladamente
la sombra de tus rasgos.
Árbol ramificado,
la voz se multiplica
en invisible ejército de voces
donde latentes
se enquistan las preguntas
que suplantaron al dolor
sin odio,
que germinaron
del fondo de la tierra.
Que de la tierra,
sobre tu cuerpo-tierra
siguen interrogando.

  (De "Cementerio de gorriones")

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