Se durmieron aquellos que quisiste
(la risa de metal del hada mala
incapaz de guardar el maleficio).
Asfalto más allá de tus almenas,
la sangre vieja cosida a tu pasado,
besos incongruentes en la boca.
Alteza, despertad, ojos cerrados,
perezosa la mano en las almohadas.
¿Hicieron el amor?¿Fueron felices?
Hijos e hijas ciñeron sus coronas,
ella volvió a dormir en la cocina,
la aletargó la cera del pasillo.
Príncipe, como veis, ésta es la escena:
sueños de azúcar,
yogures desnatados,
la vida en “light”,
amor descafeinado.
Se durmieron aquellos que quisiste,
creció la hierba espesa entre los muros,
el castillo cerrado y protegido,
inexpugnable y gris el amor vuela,
ella volvió a dormir en la cocina,
la risa de metal del hada mala,
se cumplía por fin el maleficio.
(De "Cementerio de gorriones")
¡Bellísimo poema, Blanca! He leído algo de tu obra en Orbita Literaria y hemos compartido páginas de Arte-Grafía donde participé con uno de mis relatos. Un placer encontrar este sitio, por donde me tendrás seguido disfrutando de tus versos. Un beso grande !!!
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Diana!Claro que te recuerdo, sé quién eres. Me alegra mucho que te hayas asomado a mi casa-blog y que te guste el poema.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande desde este lado del mar.