Si los duendes, los elfos,
se buscan en la noche y se suicidan
y empiezan a vivir como gigantes…
Si Alicia nos regresa del espejo
y el hongo nos agranda la estatura…
Si miramos atrás y no nos recordamos,
extrañamos las caras del cristal,
o el milagro esperado no nos llega…
Si, al llegar más allá, estamos solos
y los dedos dibujan caminos imposibles,
nos devuelven las cartas que escribimos…
Si un ángel nos saluda en un suburbio
y hasta la mariposa, con voz ronca,
ha de ensayar canciones en los ríos…
Si subimos a un árbol,
hablamos con la luna,
y un perro a cuatro patas
está haciendo de mago en la penumbra…
Si vestimos levitas
y un simple vaso de agua podría emborracharnos,
brindamos con gaviotas
a falta de palomas mensajeras…,
no importa,
saludemos a los mares.
Mi sombrero de copa también ha envejecido
y abrazo a los mendigos de los puentes;
un ojo calvo y hueco recita su rosario.
Haced una cometa con la luna
y que pasee al viento la tristeza;
que los niños la vuelen,
riámonos con ellos.
¡Renegad de la luna,
el sol está esperando!
Abracemos a perros y mendigos,
a los pobres lunáticos conversos,
cisnes de incógnito en sus trajes de pato,
y soñemos, ¡soñemos!,
que es posible el milagro.
(De "Cementerio de gorriones")
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